Sin duda, los platos más típicos de la cocina cordobesa son el salmorejo, el flamenquín y el rabo de toro. Aquí os contamos su origen.
El salmorejo cordobés
Es una comida de origen humilde. Posiblemente, al ser una comida hecha principalmente con pan y aceite de oliva, esta crema fría se servía como alimento a los jornaleros de las fincas cordobesas para que recuperaran las fuerzas después de largas jornadas de trabajo.
Se hacía en grandes lebrillos, majando pan, ajo, sal y aceite de oliva. Esta operación podía llevar toda una mañana, ya que, a fuerza de “brazo”, ese majado convertía a todos los ingredientes en una crema fina y deliciosa.
La incorporación del tomate es muy posterior y se suele acompañar con jamón y huevo duro picado.
En las casas cordobesas es muy normal servirlos como plato único, acompañado con algún pescado frito o simplemente con huevo duro.
Se está poniendo también muy de moda la Mazamorra que es el salmorejo en su versión primitiva, es decir, sin tomate .
Hay una tendencia nueva que consiste en hacer salmorejos versionados: de remolacha, espárragos, etc.
Flamenquín
El flamenquín nace en los años 50, en el Bar Florida, que se ubicaba en la Calle Concepción.
Allí se servía a modo de tapa; flamenquín de jamón o el flamenco de pescado.
El tamaño de estos era bastante mas pequeño que los que hoy vemos en bares y restaurantes, tenían unos 12 cm.
Los de ternera se machacaban con una pesa y en el interior se colocaba unas tiras de jamón, no muy curado, y de tocino.
Los de pescado eran filetes de rape rellenos de gambas. Ambos, flamenquines y flamencos, enrollados, empanados y fritos.
También está la teoría que el flamenquín surge en el maravilloso pueblo de Montoro.
Sea en la capital o en la provincia, no hay duda que el flamenquín es sinónimo de la gastronomía cordobesa.
Rabo de toro
Es un ragú de rabo de toro o ternera.
Como ocurre con los otros platos típicos, ha pasado de ser una comida humilde a ser un plato servido en los mejores restaurantes.
En el siglo XIX se produce un apogeo de la fiesta de los toros en España. Al término de las corridas, los toreros regalaban a los aficionados mas humildes, que se agolpaban a las salida, las orejas y rabos. Estos se servían ya cocinados para alimentar a familias enteras.
El resto de la carne era vendida a los carniceros que pujaban por ella, por ser una carne apreciada en la gastronomía de la época.
A principios del siglo pasado hay ya algunos restaurantes en Córdoba que los ofrecen en sus menús.
Dos de ellos compiten por ser los primeros que lo sirvieron en sus “casas” Pepe de la Judería y Paco Acedo. Aunque, para ser justos, ha sido El Caballo Rojo el que le ha dado fama mundial.