Visitar Córdoba es tener la posibilidad de dar un salto al pasado recorriendo su casco histórico y sus principales monumentos.
Córdoba es esa tierra de Iberia fundada por romanos en el siglo II antes de Cristo, capital de la Bética y del occidente musulmán.
Romanos, judíos, cristianos y musulmanes la convirtieron en faro de conocimiento en las distintas épocas que aún hoy nos iluminan.
Acercarse a Córdoba es conocer una ciudad con 4 conjuntos monumentales que son Patrimonio de la Humanidad, con un casco histórico donde el trazado de sus calles invita a perderse, disfrutando de sus magníficos y floridos balcones.
Visitar la Mezquita-Catedral donde descubrir y admirar los distintos legados de los pueblos que por aquí pasaron.
Descubrir y encontrar esos patios, pequeños pulmones que adornan y alegran el alma, o pasear por Medina Azahara, la ciudad palatina de la que aún queda mucho por descubrir, todo ello símbolo del esplendor que alcanzó, donde la imaginación se echa a volar en un bonito atardecer.
Visitar Córdoba es saborear una gastronomía herencia de culturas que conformaron la cuidad: amanecer en Trassierra con un desayuno molinero, comer en un antiguo convento o una ermita, merendar en un balcón admirando la Mezquita-Catedral o cenar en una maravillosa terraza al pie del antiguo alminar.
Visitar Córdoba es embriagarte de aromas deliciosos, azahar, jazmín ,dama de noche, incienso, castañas, churros, turrón, mostos y vinos.
Visitar Córdoba es deleitarse con paseos donde descubrir la ribera del río Guadalquivir, sus calles estrechas encaladas, muros de iglesias fernandinas… o disfrutar de la Córdoba moderna con sus amplios y modernos bulevares, de espacios verdes rescatados de antiguos edificios que han cobrado nueva vida, así como disfrutar de las historias que cuentan sus estatuas, plazas, palacios, conventos, rincones, fuentes, muros, jardines, patios…
Visitar córdoba es sentir caricias y abrazos de gente cariñosa y hospitalaria.